5. INDAGACIONES

UN PUNTO EN EL TEJIDO TERRITORIAL

Esta obra comprende como etapa inicial reconocer un trozo de territorio en particular con el uso de la imagen satelital como herramienta de aproximación al  proyecto, de esta manera se logra entender  la trama territorial  dibujada en torno al Loncomilla. Así es posible observar la porción del valle que  se contiene entre  dos ejes verticales,  extendiéndose  en línea paralela de norte a sur. Al extremo oriente, la carretera 5 sur y contiguo a este eje la línea férrea. Y luego,  al lado poniente, el río Loncomilla, alzándose como límite natural entre el valle y los últimos indicios de secano.

Imagen satelital de Villa Alegre, emplazado entre dos
limites territoriales, al poniente el río Loncomilla y al oriente
dos ejes de circulación, la Ruta 5 Sur y la linea Férrea.
 
Como un foco de la trama se emplaza Villa Alegre. Núcleo formado por una serie de apéndices que se han  construido  por  los  recorridos que vinculaban distintos puntos de asentamiento, que en el tiempo se constituyeron  en los ejes principales de circulación y principalmente de intercambio de productos agrícolas como el trigo, el maíz y el vino entre otros.


Imagen del río Loncomilla, recorrido sur-norte.
De esta manera surge “un punto en el tejido territorial”, como el remate de una extensión de camino desde Villa Alegre. Ubicado tres kilómetros al sur poniente del pueblo, lugar donde se interpone el río Loncomilla se encuentra la balsa El Peumo. Un cruce de cien metros que ha existido desde fines del siglo XIX como punto de intercambio de productos agrícolas.

tres imágenes que muestran la comprensión
de la idea de "un punto en el tejido territorial".
Imagen cenital de la balsa El Peumo, Villa Alegre.
Vista 1:1 de aquel "punto en el tejido territorial. 


APROXIMACIÓN

El cruce al Loncomilla cercano a Villa Alegre se convierte en el punto de partida del  relato que ha permitido llegar a un lugar y a un proyecto.
Es aquí donde por mucho tiempo se han concentrado grandes  intercambios de productos agrícolas desde el siglo XIX, cuando su estructura  de madera cruzaba a cada ribera del río, por los integrantes de una familia del sector.  Y a  mediado  del siglo XX esta balsa pasa a las arcas fiscales,  donde  ha permanecido sobre las aguas de aquel río.

Cruce de la balsa El Peumo, Villa Alegre.
Es el Loncomilla, oro del jefe en mapudungun, uno de los principales tributarios del Maule. Nace a la altura de Linares por la confluencia de los ríos Perquilauquén y Longaví. Este drena una amplia cuenca hidrográfica recorriendo paralelamente al franco oriente de la cordillera de la costa aproximadamente 36 km. de sur a norte. Con un cauce ancho y de baja pendiente, lo que favorecía la navegación de balsas planas o de escaso calado. Por lo que se aprovechaba en aquella época para transportar los productos agrícolas desde los embarcaderos de los molinos hasta el puerto de Constitución.

Ribera oriente del Loncomilla.

Las carretas que cruzaban el río desde el secano costero para llegar a las industrias molineras emplazadas en la zona para vender sus producciones, recorrían unos tres kilómetros hacia el nororiente por caminos improvisados para llegar a un caserío donde se detenían para descansar. Este lugar se caracterizaba por tener números prostíbulos lo que le valió el nombre de “La Villita Alegre”.

Avenida Abate Molina, Villa Alegre.
“Artesanos, polvorienta, con sus casas de remolienda guitarreando noche y día, ya es historia. De cuando los molinos de Allen, de Pando y Eyzaguirre, de Encina Echeverría, los más poderosos de Chile entonces, recibían a mediados de 1800 las caravanas de carretas que llegaban desde San Fernando y Chillán, cargadas de trigo. El pago era inmediato y la celebración larga, al ritmo de niñas livianas que con buen ojo se instalaron al paso. El lugar se conoció como la "Villita Alegre", y el nombre se les quedó por costumbre aunque algunas beatas muy prudentes, entre las que estaba la mamá del Cardenal Silva Henríquez, quisieron cambiarlo a Loncomilla, como el río que riega sus valles, cuando el sector creció a comuna en 1891”. De esta manera retrata el diario El Mercurio a Villa Alegre el 26 de junio de 2006.

LA LOCALIDAD: VILLA ALEGRE

Desde la primera aproximación a un problema que pueda derivar en la localización de un lugar de proyecto, se hace preciso indagar en Villa Alegre. Para entender el contexto territorial e histórico de donde se ha posado la mirada.

Villa Alegre,VIIR del Maule, Chile.


El pueblo se concentra en un polígono irregular con uno de sus lados más extenso, el eje principal, Av. Abate Molina, resguardado por un cordón verde de 800 MT. de extensión, en su extremo norte, que anuncia la llegada al pueblo. En este punto la alameda, permanece como un vestigio de los largos caminos polvorientos de principios del siglo pasado, que han mantenido su presencia en el tiempo. Del núcleo urbano que concentra el casco antiguo del pueblo se extienden una serie de proyecciones de caminos que a lo largo de su extensión van concentrando pequeños grupos de caseríos, que se relacionan principalmente con las actividades productivas de los terrenos agrícolas. Del casco antiguo se puede mencionar que en octubre de 1898, don Eusebio Sotomayor propuso a las autoridades  a elaborar un plano de Villa Alegre, a fin de ordenar las edificaciones y determinar la donación efectuada por la familia Del Campo para habilitar una plaza en el pueblo.

Plano de Villa Alegre, identificación de preexistencias.

Al norte la avenida principal es contenida por la alameda, que al salir, pasa a ser parte del eje vial L16 tras recorrer 10 km. llega el pueblo más cercano, San Javier. A un kilometro de Villa Alegre se encuentra el colegio agrícola Sagrados Corazones, predio donde se emplazaba la principal industria molinera de fines del siglo XIX. 
           
Hacia el sur del pueblo la avenida principal se bifurca en dos vías, por un lado, el camino que se dirige a un caserío llamado Putagán, emplazada en 1909 y se reconocida como Estación ferroviaria en 1931, con la perspectiva de que se convirtiera en el entronque de la ya proyectada línea, Linares- Constitución. Este camino se hizo imprescindible en la época de las grandes haciendas ubicadas en Cunaco, lugar donde aún quedan vestigios de aquellas construcciones.


Paisaje productivo, Putagán.
De lo mencionado nos podemos referir brevemente al periodo histórico de la conquista, como nos cuenta Gonzales Colville;  que “Don Pedro de Valdivia asignó la vasta y fértil extensión de Loncomilla al conquistador don Juan de Cuevas,  territorio correspondiente a lo que hoy es Villa Alegre y San Javier. Esta encomienda se subdividió en los llamados repartimientos de tierra, donde surgieron las haciendas de la familia de Abate Molina -Huaraculén-  las tierras de los antepasados del historiador Francisco A. Encina -Trapiche- y –Chocoa-,  que correspondió a la subdivisión de la propiedad de la familia Encina y donde ocurrió la batalla de Loncomilla en 1851”.                              

Una vez terminadas las luchas independentistas, se establecen en Loncomilla un grupo poderoso de terratenientes muy vinculados a las esferas gubernamentales,  lugar donde se emplazaron importantes industrias molineras a lo largo de las riberas del Loncomilla, desde Palmilla, cerca de Linares, hasta su desembocadura en el Maule, permitiendo recibir y comercializar los productos de toda la zona, entre Curicó y Chillan.

Fue así como los molinos de Justin Allen (norteamericano), de Juan Antonio Pando y el de don Francisco Encinas Echeverría,  a partir de 1830, se convirtieron en uno de los más modernos de Chile.  Desde donde algunos productos agrícolas como; harina, granos, cueros, vinos, maderas y otras especies, bajaban en lentas caravanas de embarcaciones de una vela cuadrada, por el Loncomilla y el Maule, hacia Constitución.

Estación Villa Alegre.
El otro camino que nace de dicha bifurcación dirigiéndose tras recorrer 6 km, hacia la línea férrea, cruzando primero la carretera 5 sur, para llegar a la estación  más importante de la comuna, Estación Villa Alegre, cuya población allí emplazada lleva igual nombre. La actual localidad, comenzó a surgir después de la creación de la Estación Ferroviaria en 1876. Treintainueve años más tarde, en 1915, se inaugura el ferrocarril eléctrico frente a la plazoleta de la iglesia que en aquellos tiempos funcionó como la virtual plaza de armas por cincuenta años hasta 1934 cuando se inaugura la actual.  Aquí se celebraron fiestas, bailes y reuniones sociales donde se debatían los grandes problemas de la comunidad.

Como nos relata el libro, El ferrocarril Eléctrico de Villa Alegre: ”La maquina con una trocha de un metro de ancho, estaba compuesto por cinco  carros planos, la energía la tomaba de un trolley que corría paralelo a la vía al lado oriente de la calle del comercio, el  recorrido se extendió desde el frontis da la casa de la familia Sotomayor cerca del canal El trapiche, hasta las bodegas de la Estación de Ferrocarriles”.

Imagen ferrocarril eléctrico de Villa Alegre.

El crecimiento espontaneo y severo del pueblo se evidencia, por la retícula rígida, manifestado en las densas manchas de poblaciones que hoy ocupan lo que antes eran terrenos agrícolas. Hacia el oriente la forma ortogonal de los nuevos barrios contrastan con la trama oscilante, como una huella digital, dada por la historia y de la apropiación en torno a los terrenos agrarios, que caracteriza al casco antiguo del pueblo. Ese denso volumen de nueva población que abarca 12 ha. se desahoga por medio de una calle, de ancho no mayor, a 7 metros hacia la avenida principal (av. Abate Molina), lugar en el cual se produce un “punto de enlace” entre esas dos disimiles maneras de crecimiento.

Punto de enlace en el crecimiento, izquierda casco antiguo del pueblo,
a la derecha nuevo crecimiento.

Estas observaciones en torno al desarrollo de un pueblo determinado por su fuerte relación con la actividad agrícola, por medio de las extensiones de terrenos cultivables junto con la importancia de la industria molinera entre el siglo XIX y mediados del XX en las riberas del río Loncomilla, y que además, ha querido proyectarse en busca de la modernidad, ya en el centenario, con la ambición de construir un tren eléctrico que recorriera sus calles,  dan indicios a una masa informativa lo suficientemente amplia, que nos permite  la búsqueda de un lugar con fuerte valor en torno a sus preexistencias.