La obra Simbiosis, un acto indagatorio, que permite encontrar y entender elementos preexistentes con un alto valor de identidad local, inserto en un contexto determinado por ciertas actividades y procesos históricos. Nos encamina a elaborar un problema que en su complejidad permita construir, desde ahí, un proyecto de arquitectura que se puede insertar dentro del contexto territorial existente.
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Vista desde el molino hacia el Loncomilla. |
Al fijar la mirada en la ribera oriente del rio Loncomilla, tras recorrer cerca de 15 kilómetros desde su origen, se localiza lo que alguna vez fue las industria molinera más importante de la zona. Actividad que desprenden los primeros indicios del emplazamiento de un poblado, “Villa Alegre”, cercano al único cruce del rio que permitía el intercambio de productos agrícolas desde el secano costero, hacia el valle contiguo al Loncomilla. Este lugar perteneció a la familia del Cardenal Raúl Silva Henríquez, donde pasó gran parte su infancia y que actualmente se emplaza el liceo agrícola Sagrados Corazones.
Así se hace evidente “la puesta en valor” de estas preexistencias, tomando en cuenta dicha acción como lo menciona Dr. Edwin R. Harvey (UNESCO).”El conjunto de bienes, muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, de propiedad de particulares, de instituciones y organismos públicos o semipúblicos, de la Iglesia y de la Nación, que tengan un valor excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte y de la ciencia, de la cultura en suma, y que por lo tanto sean dignos de ser conservados por las naciones y pueblos conocidos por la población, a través de las generaciones como rasgos permanentes de su identidad”.
El fuerte valor patrimonial que tiene este lugar y el evidente despliegue de elementos preexistentes, como la casa del Cardenal con su parque contiguo al acceso, la bodega de una gran nave ocupada para el acopio de los productos agrícolas que aquí arribaban, las ruinas de hormigón, del molino que procesaba el grano con la fuerza del agua, una serie de senderos que recorren el predio, vinculando la casa patronal con el molino. Debido a esto, se hace evidente, el acto de poner en valor “lo que hay” con esa certeza de entender “lo que hubo”.